Si alguna vez has salido de fiesta en Barcelona y has visto esas mesas elevadas, llenas de botellas, con chicas y chicos bailando como si estuvieran en una escena de videoclip, seguramente te habrás preguntado: ¿qué se siente estar ahí? ¿Vale la pena reservar una mesa VIP? Pues como alguien que ya no está para hacer tres horas de cola ni para bailar apretado con desconocidos en la barra, te cuento cómo es realmente la experiencia… y por qué, una vez lo pruebas, cuesta volver atrás.
Una entrada sin colas, sin estrés
Lo primero que notas al reservar una mesa VIP es la comodidad desde el minuto uno. Te olvidas de hacer fila en la puerta, de rogarle al portero, de «estar en la lista» o de si tu outfit es lo suficientemente bueno. Al tener una mesa, pasas por el acceso prioritario, y alguien del staff te recibe y te acompaña directamente al interior del club. Así, sin complicaciones.
Y eso, créeme, ya marca una diferencia. Porque en clubes como Opium, Sutton, Bling Bling o Shôko, los fines de semana (y muchas veces incluso entre semana) hay muchísima gente esperando fuera, especialmente en temporada alta. Así que vale muchísimo la pena.
Un espacio propio en medio del caos
Otro punto clave de la experiencia VIP es que tienes tu propio espacio. En medio del ruido, las luces, la pista llena de gente bailando, tú y tus amigos tenéis un sofá reservado, una mesa con hielo, copas, mixers y la botella que elegiste. No hay empujones, no hay que ir y venir al bar, no tienes que guardar el abrigo o el bolso debajo de una silla… Es literalmente tu rincón exclusivo dentro del club.
Y esto, a cierta edad (o con cierta experiencia), se valora mucho más que antes. Porque quieres disfrutar, pero también estar cómodo, charlar sin gritar, y tener control de tu noche. ¡Creeme!
¿Qué incluye una mesa VIP?
Generalmente, la reserva incluye una botella (o más, según cuántos seáis), refrescos y jugos para mezclar, hielo, vasos y servicio de camarero o camarera toda la noche. Hay opciones para todos los gustos: desde gin y ron premium, hasta champán o botellas más exclusivas como Dom Pérignon o Don Julio 1942.
También puedes pedir snacks o shisha en algunos clubs. Y el trato es completamente personalizado: no esperas, no haces colas, y si necesitas algo, simplemente haces una seña y te lo traen. Existe algo mejor?
El factor «especial»
No es solo por el lujo. Lo que hace especial tener una mesa VIP es la experiencia completa. Es ideal si celebras un cumpleaños, una despedida, una ocasión importante, o simplemente si quieres una noche distinta con amigos. Tienes mejor vista del club, controlas tu ritmo (bailas o descansas cuando quieras), y se crea un ambiente mucho más privado dentro del caos de la discoteca.
Además, puedes invitar gente a tu mesa, lo que siempre suma puntos si conoces a alguien interesante en la pista y quieres conversar en un lugar más tranquilo sin dejar de estar dentro de la fiesta.
¿Y el precio?
Depende del club, el día y la cantidad de personas, pero si vas en grupo, sale a cuenta. Dividir una botella entre 5 o 6 personas es muchas veces más barato que estar pidiendo copas individuales toda la noche. Y sumado a eso, tienes toda la experiencia VIP alquiler limusinas barcelona que ya mencionamos.
Reservar una mesa VIP en Barcelona no es solo para celebridades ni para influencers, es una opción perfecta para quienes valoran el confort, el buen servicio y una noche sin sorpresas desagradables. Una vez lo vives, entiendes que salir de fiesta no tiene por qué ser una batalla. Puede ser una experiencia fluida, cuidada y hasta elegante. Y eso, a cierta edad, se disfruta el doble.